sábado, 2 de agosto de 2008

DE PASEO POR ASUNCION


Hace rato que tengo ganas de salir con alguien a pasar un buen momento. Uno de esos momentos que te hacen olvidar el estres de la semana; y de paso hasta el nombre de la bruja esa que es la compañera de trabajo. Todo venía bien. Llamadas previas desde hacías varios días, mensajes en el celular para no olvidar el día y la hora y mucho menos el lugar del encuentro. Bueno, sería imposible olvidar el lugar, es el mismo de la primera vez, en la calle, con los vidrios polarizados subidos y música de los Beatles para los minutos de espera que en estos casos siempre son eternos. Llegó, como la primera vez, con una amplia sonrisa y con esa cara de espectativa que tiene todo el mundo en las primeras incursiones en la arena bisexual. 30 años, argentino, linda facha, masculino, de buen trato; y con una buena dosis de morbo que le da el apretarse con un hombre. Igual que la primera vez, el mismo lugar de encuentro, la misma hora incluso, a la salida de su trabajo. Se subió sigilosamente. Nada de besos, ni abrazos. Solo un apretón de manos, como amigos; al fin y al cabo somos lo que somos, pero no somos gays. Ambos somos tipos casados que se encuentran por segunda vez para darse unos apretones; enfilamos rumbo a la zona de Barrio Jara, al lugar de transito mas cercano a nuestra ubicación.. todo está OCUPADO !!! y son recién las 18 horas. El segundo destino en la zona de Carmelitas.. igualmente tiene todo OCUPADO !! No puedo evitar el mencionar que es temprano y ni siquiera es fin de semana y por segunda vez encontramos todo ocupado.. me da la impresión de que al salir del trabajo todo el mundo corre a meterse en una cama con alguien... y me imagino esos cuerpos desnudos retozando uno junto al otro, mojados por el sudor.. toqué su entrepierna y me regaló una erección incipiente, pero con una cara de desilusión que no podía disimular. La primera vez nos sucedió lo mismo.. recorrimos toda la ciudad buscando un hospedaje libre, al final tuvimos que salir de la ciudad para encontrar un lugar de mala muerte desocupado, darnos un polvo rápido y volver corriendo a nuestras obligaciones maritales. Esta vez no quisimos hacerlo de esa forma y preferimos seguir esperando una nueva oportunidad para hacerlo como corresponde. Mientras tanto el paseo por Asunción nos ha permitido conocernos un poco más, apreciar las virtudes de cada uno y soñar con el momento de volver a juntar nuestros cuerpos masculinos mientras nuestras esposas nos esperan en casa para cumplir con ellas.

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